sábado, 25 de diciembre de 2010

Llamado



Extraño que me digas que estoy equivocada y no sentir que me caigo en un abismo. Extraño que me calmes diciendo: no es tan grave eso que te asusta. El verte sonreir cuando llegaba, tu manera de mirar mis ojos para saber si te entendía. Extraño tu locura hesseniana, esa que te aisla y te lastima, tu eterno chocar con lo imposible. Extraño tus imperfecciones, tus delirios, tu reírte de aquellos que odiaban tus locuras. Quiero encontrar tus acordes, te llamo y no apareces sino en esta pobre memoria mía tan compleja como tuya. Sé que aún no he muerto en ti, no necesito certeza, igual que tú lo sabes, que tampoco has muerto en mí. Sin embargo no te encuentro por aquí, no estás en donde estabas, no puedo correr a visitarte y sonreír a tu mirada, a mostrarte que iluminabas mi vida, acompañarte al cuarto obscuro para revelar realidades que quedaban dibujadas, Si es que hay mundos paralelos y andas cerca mío escúchame, pon en alerta tus oídos que saben de matices, horada el tiempo y el espacio que te aleja, búscame en los intersticios de tu alma, socórreme. Si me encuentras en las páginas de ese libro, esas que te subrayaba, recuerda que sin remedio el día ya ha llegado.

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