domingo, 11 de septiembre de 2011

Decisión

Había llegado el momento de decidir. O seguía teorizando sobre la vida o vivía. Debía dejar de cobijarse en la memoria. Abandonar la nostalgia y el ansia de esperar su llegada. Dejar de esperar. Abandonar la tristeza.

Los años habían pasado y el destino siempre la había puesto en el mismo lugar. Una y otra vez sentada en la estación, sola en los atardeceres. Esperando

Ese día comprendió que nadie debía venir, que nunca hubo nadie que tuviera que venir. Y se preguntó por qué había tardado tanto en darse cuenta. No se lo supo contestar, pero pensó que mientras esperaba había echado unas profundas raíces. Entonces, recordó su infancia y se vió arrancada de cuajo una y otra vez, llevada de estación en estación, sin arraigo y sin lugar. 

1 comentario:

  1. Pienso que este trance es el de la mujer o de las mujeres, de todas y cada una de las mujeres, sin importar el sexo físico, mira, mi mujer me contaba que tenía un temor inmenso desde pequeña a este cuento mismo, se imaginaba en una estación esperando ¿qué? ¿al hombre de su vida? ¿a la vida misma? Ella no lo sabe, nadie lo sabe, pero el camino está allí, aquí, allá, y en todos los lugares.
    Me cuenta que le impresionó la canción de Joan Manuel Serrat, Penélope.

    Un abrazo

    Vicent

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