domingo, 20 de enero de 2013

poema sin nombre

oye ese latir
búscame allí que estoy
en el sitio del encuentro
otra vez, una vez más
siempre en el mismo lugar
sin morir, sin vivir
aquellos instantes
que quedaron quietos
cuando ocurrieron
donde no fueron
donde quedaron
desafiando el tiempo
en el único lugar 
sin vencimiento
donde eres tal como eras
donde me ves
ilusoriamente
incorruptible
en ese lugar eterno
dentro de mí
y de ti
inmortal
si


2 comentarios:

  1. Yo creo que haces una referencia a aquello que es eterno, al alma o al síntoma o esencia, a aquello que nunca varía y que no es el simple peso de la historia personal de cada uno, de ti, pero tampoco a aquello que siempre ha sido, y sí a lo que libremente existe en un lugar eterno, sin fin ni muerte, o quizá con la muerte como aliada.
    Aquel lugar o el encuentro con la respuesta de aquel lugar o aquella verdad es el fin de una terapia psicoanalítica, son respuestas que nos hacemos, y que normalmente suelen ser vistas por un alma ajena a nostros, respuestas tontas, pero válidas para nosotros, es encontrar, y hay infinitas formas de hacerlo, nuestro camino.

    Un abrazo sincero y de amigo desde España

    Vicent

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    1. Hola querido Vicent: tuve en mente a la memoria, ese lugarcito donde queda, como en una estampa semidifusa, el recuerdo de algo ocurrido y sentido intensamente. Un rostro, una sensación, una mirada. Mi memoria es inmortal, mientra yo viva, y cada vez que me acerque a ese punto (o a otro en otros casos) sentiré casi como entonces, como en los sueños, donde lo ya vivido es soñado en tiempo presente. Y, si creo que en la memoria de él, ha quedado eso vivido, como un punto también indeleble, la inmortalidad alcanza otro plano aún: él sabe que yo no lo he olvidado y yo que él no me ha olvidado a mi, en ese punto.

      Como verás, mi mente es muy rebuscada y laberíntica, pero así es, y a mi me provee de esa materia prima para escribir.

      Cariños

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