tus manos heladas
en las mañanas blancas
esperaban que el mundo
admirara tus ansias
de resistir los dolores
desanudando ataduras
en la alborada
imaginaban ser libres
pagando con martirio
ignotas culpas de tu alma
aún así
la inexorable vida
no escuchó tus reclamos
y finalmente se fue
aquella que te amaba
Tanto un varón como una mujer necesitamos ser fuertes, no mostrar esa sencillez que de vez en cuando nos sale de dentro, no mostrarnos como seres de sentimiento pusilánime, sino, sobre todo en el amor y también en la amistad mostrar la cara fuerte para que el otro nos acoja con alegría, es decir, le demos alegría.
ResponderEliminarUn abrazo a Argentina desde València
Vicent